Under my umbrella

Vestida de punta en blanco, sandalias altas, pelito arreglado, maquillada, currículums, ipod y bolso en mano, salí a patear el centro de la ciudad de Barcelona hoy por la tarde. El cielo amenazaba con llorar, pero yo que soy optimista me dije “Es igual!.. Paraguas? Naaah”
Llevaba pocos ejemplares me quedé sin copias muy rápido, así que fui a imprimir más. Al organizar las hojas me di cuenta de un pequeño detalle, no había puesto ni mi teléfono ni mi mail y había que ser vidente para contactarme.

😨

Pues nada. Tocó apuntar a mano esos datos en cada currículum (30), patearme en reverso toda la ruta, entrar en cada lugar donde ya había dejado (15) y repetir la misma frase cada vez:
"Hola, soy yo otra vez. ¿Me dejas un momento mi CV? Es que olvidé apuntar una cosita”.

Cuando acabé con la operación correctiva, hice todo el camino de vuelta para retomar dónde lo había dejado. Había empezado a lloviznar, así que apuré el paso. Pronto las gotitas se convirtieron en gototas, y a los 5 minutos en el diluvio universal. Empecé a correr desesperada a lo pato cojo, porque la fórmula tacón-agua es incompatible.
¿Y qué hacemos la mayoría de los humanos cuando cae la de Dios? Buscar la entrada del edificio más cercano y meterse, a presión, junto a otros cuantos desgraciados, como si no hubiera un mañana, y a esperar a que pare.

Pero todo es cuestión de actitud. Mientras todos se quejaban, yo que venía con Metallica en el Ipod super motivada, me pasé a las lentas de PJ Harvey, me prendí un cigarro, y me relajé.

Waiting under the rain

¿Alguna vez se pusieron a observar cómo se comporta la gente cuando llueve muy fuerte? Yo sí. Paso a relatar lo que capturé en los siguientes 10 minutos que estuve a resguardo.

 
Primero vi a dos o tres personas abriendo el paraguas con desesperación, y caminando a paso apurado y a las puteadas. Luego se multiplicaron, y aquello se convirtió en muchas personas, corriendo histéricas y chocándose entre sí.
Típico.
Supongo que habría una escuela cerca, porque pasaban mujeres una detrás de otra, en la misma dirección, con su paraguas en una mano, el bolso colgando del hombro, la mochila de su hijo en el otro hombro, y el paraguas y el impermeable del hijo en la otra mano. Eso de ida. Cuando volvían, lo hacían con todo lo anterior, más el hijo.

También vi gente agrupada de a tres y de a cuatro, bajo un paraguas ridículamente pequeño, peleándose entre ellos por estar más protegidos unos que otros.

Había gente que corría sin paraguas por el medio de la calle a las carcajadas, y otros también pero sin paraguas, y sin carcajadas.

Pronto, aquello se convirtió en un montón gente, queriendo pasar al mismo tiempo por el mismo lugar, chocándose y clavándose las varillas de metal unos a otros. 

Un chico pasó a toda velocidad, casi por encima de una chica. Su paraguas se incrustó entre los pelos de ella. Yo no sé cómo no le arrancó la cabeza porque el tipo no se detuvo. Por supuesto, ella lo maldijo a grito pelado en no sé qué idioma, castellano no era.

También vi a dos niños, muy entusiasmados, saltando charquitos de agua sucia, viendo como sus zapatitos blancos se volvían marrones y hacían chof. Les duró poco, porque la mamá se les vino al humo: con una mano sostenía el paraguas y las mini mochilas, y con la otra los zamarreaba por turnos cómo podía, mientras les soltaba veinticinco '¡NO!' por segundo.

¿Y qué es lo que nunca falta en estas situaciones? Alguien vendiendo paraguas.

Pero siempre que llovió paró

Cuando amainó un poco, decidí seguir camino e intentar encontrar más lugares para dejar mis CV, hasta que se me ocurrió mirarme en el cristal de la entrada de un edificio. 👀
El cisne blanco inmaculado que salió de casa, se había convertido en un ganso pasado por agua. Mis ojos, antes perfectamente maquillados, ahora eran dos manchas negras informes. Mis pies sacaban agua cuando movía los dedos, y el pelo… aquello era un nido de ratas sin arreglo.
Como comprenderán, decidí dar por terminado mi reparto de CV. Digamos que corrí como pude hacia el metro, mirando para abajo intentando que nadie advirtiera mi imagen, rogando no cruzarme nadie conocido.

Eso sí:¡lo que me reí esta tarde, no me lo quita nadie!.