Caminamos rodeados de espejos que nos van enseñando todo el tiempo nuestra verdad, tan real como es. Decidimos y accionamos de acuerdo a nuestros condicionamientos, marcados x nuestro pasado.
Podemos cambiar el curso de cómo todo esto se articula cada vez que queramos, tan solo hay que usar el espejo, reconocerse en la imagen que devuelve, ver que es nuestro propio reflejo, y entender que es el resultado de quienes hemos sido hasta ahora, y quiénes podremos ser si nuestro presente sigue siendo el que es.
Por lo tanto, es nuestro presente el que podemos modificar.
No el del otro.
Tenemos todas las posibilidades latentes, las accionan nuestros condicionamientos marcados por experiencias, tanto las esporádicas como las repetitivas. Toma un tiempo verlo, reconocerlo, detenerse y cambiarlo.
Feliz viaje de vuelta al centro, a quienes hayan descubierto que efectivamente funcionamos como un maravilloso caleidoscopio.
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