Las Enseñanzas de Don Papá Noel



A mi eso de festejar Nochevieja, hace un tiempo que me da un poco igual; me parece más natural otra cuenta de días como la de los mayas, que se rigen por las lunaciones y el sol. Me la tomo como una cena que puedo compartir con gente que yo elija, y sobre todo es un buen momento para hacer valoración.

Ahora, eso de putear lo vivido y esperar que el año siguiente sea mejor, me parece absurdo, obsoleto. 

Desde mi punto de vista, y nunca mejor dicho, cada día que vivimos, antes de que te despiertes Papá Noel ya te ha dejado sus regalos en el árbol. Algunos son los que habías pedido, otros se parecen, y algunas veces se caga soberanamente en tu preferencia y te deja lo que a él le parece. Te deja varios regalos pero de tres tipos, todos con notitas personalizadas:

"Regalo nº1: El que querías" (envuelto en papel bonito de colores y toda la bola)
"Regalo sorpresa nº2" (una cajita envuelta en papel común, que no te esperabas)
"Regalo sorpresa nº3" (algo, envuelto en papel de lija, que tampoco esperabas)

Estoy convencida que cuando te manda regalos nº3,
 manda a los enanos a espiarte a ver que tal te va, y cuando le cuentan como los abres se descojona. Debe ser gracioso escuchar cuantas veces lo re puteas, mientras te sangran los dedos intentando quitar el papel de lija, para encontrar lo que hay dentro, y que por supuesto, no habías pedido. Por suerte hasta ahora me ha dejado pocos, aunque memorables.
Pero todo depende de tu actitud, quizá quitar ese envoltorio es como resolver el cubo Rubik.




En la Navidad de 2017 me tocó como regalo nº1 una "bici", la deseaba. Adentro de la notita decía:
"Después de desearlo tanto tiempo, ya es hora de que lo hagas. ¡Ah! Te debo las rueditas"
Siempre quise salir de la ciudad y volver a vivir en una casa rodeada de naturaleza y animales, en un entorno salubre y pictórico. Mañana, por fin, me voy a vivir al L'Empordà, donde hay todo eso. Y también dejé mi trabajo seguro, y me lancé como autónoma a diseñar, a crear imágenes, conceptos, y a aprender todo lo que pueda en el proceso. Vamos a ver que tal me va.

Pero no subestimemos al gordito… sabe mucho más que nosotros.

Primero te invita a descubrir qué tan fuerte es tu deseo, no le interesa que a la primera caída no quieras subirte nunca más, así que te manda a tantear el suelo de varias maneras. Algunas te hace darle una caricia a la tierra, y otras te dejas los dientes en el suelo, pero si no estas listo, no te va a traer la bici al pedo.

También me dejó un regalo nº2. En la cajita había esta nota:
"Para que afines tu visión un poco más" 
El regalo era una situación ajena para observar y resonar con ella.

Fue un viaje de 14 mil km a visitar a mi familia que salió de milagro. He podido ver a mis padres en esta etapa de sus vidas que les toca vivir hoy, cuidando de mis abuelos. No me alcanza el blog para escribir lo que pude entender hasta ahora, pero al menos quiero expresar una sola palabra: Nobleza. 
Observando todo lo que he podido hasta ahora, entiendo que vengo de una familia nómade, con historias graciosas y otras no tanto, de esas para no dormir. Tenemos nuestros más y nuestros menos, como todo el mundo, pero a nosotros Papá Noel con sus regalos en formato ‘pack familiar’ nos intenta enseñar dos cosas: aceptarnos cómo somos entendiendo nuestros contextos, y a no tenerle miedo a sentir miedo. Así es como yo nos veo.

En 2016 me había dejado también un regalo nº2, compartir camino con mujeres (de varias edades) a quienes he visto dejar viejas vestimentas detrás, y presentarse desnudas frente a sus propios espejos, y aunque asustadas, entender que ni ellas ni quienes les rodean saben nada de sí mismas, y que eso es lo mejor que les ha podido suceder. Con una mano en el corazón, ¿A cuánta gente conocen ustedes que se atrevan realmente a hacer esto? Ya se los digo yo, pocas.
Créanme, entiendo por qué la mujer le ha dado tanto miedo a la humanidad durante tantos siglos. Viene siendo hora de dejar de competir estúpidamente para ver quién de los dos sexos la tiene más grande.

Este año, Papá Noel solo me trajo una cajita pequeñita, envuelta en papel azul, dentro había una notita escrita con letras doradas:

Los artistas no tienen un tamaño determinado.
No brillan fuerte o despacio, no nacen ni se hacen.
Nadie los enciende, nadie los apaga.
Son un fuego eterno de creatividad.
Inspiran y son inspirados continuamente.
Lo único que los diferencia entre sí es su capacidad para avivar ese fuego,
determinada por su solvencia como seres humanos.

Creo que este lo voy a disfrutar mucho.

Comentarios