Anatomía del dolor humano


El dolor profundo es una espina larga y afilada de color rojo. Está clavada justo en el medio del cuerpo físico, atraviesa de arriba abajo, y su longitud depende de cuan grande sea el dolor.

Cuando uno tiene una espina semejante es posible que no encuentre la manera de quitársela a sí mismo, o no sepa cómo. Lo que hace es buscar afuera una masa en donde clavarse, y forcejear para lograr sacarse esa espina de una vez, y dejarla clavada en la masa ajena... pues en algún lugar tiene que depositarse.

Y muchas veces, esa masa ajena es el otro.

Y la espina propia puede hacer mucho daño a ese otro, incluso puede dejar un pedazo de espina en la masa del otro causándole dolor. Pero uno ha de saber que la propia espina no se irá, más bien crecerá pues se regenera al clavarse en el afuera. Es una hierba mala; si su raíz no es quitada, crecerá y crecerá.

La mentira es creer que clavándose en otro, y forcejeando una y otra vez el dolor disminuirá y se irá, ¿pero quién sufrirá más a fin de cuentas? Exactamente. Aquel que clave la espina, pues al hacerlo no parará de escarbarse a sí mismo haciendo presión contra el otro, con el agravamiento de ser consciente algún día del fruto de su brutalidad, aumentando más el propio dolor.

Así es como funciona la cadena de espinas, unos la clavan a otros intentando disminuir longitudes y dolores.

Tal vez la única solución posible, la más sana y nutritiva, sea encontrar un buen instrumental de jardinería y unos buenos guantes, y dedicarse por completo a quitarse las malezas en el propio jardín.


Comentarios