El Jiu-jitsu y yo


Que la que escribe esto siente y se expresa sobre algunas cosas de una manera muy particular, no es novedad, si te has leído este blog. En ese tono van estas notas. 

Practico Brazilian Jiu-jitsu hace poco más de año y medio, y es en este punto que tengo ganas de escribir sobre ello. Siento que me modifica profundamente porque es coherente conmigo, lo veo como un reflejo de mi manera de ver la vida.

Es un arte marcial que, como yo lo veo, integra los opuestos. Da igual que seamos diseñadores, embajadores, barrenderos, hombres o mujeres; la única diferencia está en tu desarrollo y en tu técnica. Siento que es dar y también recibir, es lucha y camaradería, frustración a veces, diversión y placer. Se trata de respeto mutuo y mucha responsabilidad a medida que uno va aprendiendo más.

No sé a dónde me llevará, ni cuanto tiempo de mi vida le dedicaré, pero intuyo que si continúo nunca voy a saciar mi curiosidad de aprender más, de pulir mi técnica, y de permitir que este arte me pula. Me encontré, sin buscarlo, con algo que me muestra más de mí que yo misma, que tiene que ver conmigo, con ese 'no tener miedo a tener miedo', con la resiliencia, con dejarme caer cuando es necesario y aceptar, para luego volver a insistir con ese fracaso ya incorporado, y lograrlo.

Y me enfrenta con mis fobias de una manera...





Este ajedrez físico, mental, y hasta emocional, no solo me pone a prueba, sino que me recuerda todo el tiempo las 1001 maneras de cultivar la humildad. Me trae ese hambre animal que todos tenemos adentro, muchas veces hibernando. Saca mi pantera interna, y encausa de la mejor manera mi pasión, mi arrogancia y mi belicosidad.


Hace unos días le comentaba a alguien lo que sentía en cada clase, en perspectiva con el tiempo que llevo. Se siente como un enamoramiento en cámara lenta con este arte marcial.
Al principio no sabía nada de nada, y me acerqué por curiosidad y con cierto temor por que mi espalda tiene hernias. Pasé meses practicando sin averiguar casi nada del tema, solo dejándome sentir qué me pasaba, en observación continua de mi misma y cómo el BJJ funcionaba conmigo. 
Hasta que un día me di cuenta que definitivamente me gustaba, y que me veía haciéndolo habitualmente. De ahí pasé a interiorizarme más, y en eso estoy.

No me interesa devorar conocimiento, ni fanatizarme, sino seguir disfrutándolo, y seguir mi propio ritmo de curiosidad y aprendizaje. Descubrir toda su potencia y todo lo que tiene para mostrarme de mi y de las personas con quienes lo practique.


Me gusta tanto como yo me gusto a mi misma, y siento que es practicar la verdadera equidad.

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